reto 3:
Dos trabajos que nos permite ilustrar el modo en que los ODS pueden ayudarnos a mirar el desarrollo sostenible de España desde una perspectiva diferente:
El primero de ellos fue la presentación de la iniciativa sobre Planificación Urbana, medioambiente y salud, un esfuerzo para poner la ciencia al servicio de políticas y prácticas ciudadanas más saludables. Sobre la base de un programa de investigaciones que cubre ámbitos tan diversos como la polución, el ruido, las radiaciones o el planeamiento urbano, esta iniciativa trabaja con actores públicos y privados para informar y transformar políticas municipales que tienen un alto impacto en la salud.
El contexto es contundente: para el año 2030, más del 50% de la humanidad (el 80%, en el caso de los países más desarrollados) vivirá en espacios urbanos en los que la exposición medioambiental supone un lastre para la salud de sus habitantes en forma de cáncer, enfermedades cardiovasculares, mentales o neurodegenerativas, entre otras. Solo la mala calidad del aire provoca cada año alrededor de 7 millones de muertes prematuras en todo el mundo. Precisamente uno de los trabajos más relevantes en este campo ha sido un análisis del impacto en salud de las políticas de transporte y planeamiento urbano, realizado para el ayuntamiento de Barcelona.
La buena noticia es que las ciudades constituyen un espacio único para la innovación y la socialización de las soluciones. España llega tarde (pero llega) a la revolución de políticas y prácticas que ya se ha producido en otros países de Europa y el resto del mundo, y que buscan expulsar al coche, promover paseos y bicis, o expandir los espacios verdes y deportivos. Y lo hacen buscando la complicidad de diferentes áreas de gobierno municipales, sociedad civil y empresas energéticas y de transporte, además de la universidad. Pueden encontrar ejemplos de la relevancia de esta agenda emergente en la iniciativa sobre Nueva Agenda Urbana de Habitat III, la serie de The Lancet sobre diseño urbano, transporte y salud, o en la sección de Ciudades de The Guardian.
El segundo asunto es un tema tan clásico de la agenda del desarrollo como la inequidad en salud materno-infantil. Salvo que en esta ocasión el caso de análisis era Cataluña, de la mano de una espléndida investigación de Marianna Vitaloni en la que se tiene la suerte de echar una mano. Su trabajo analiza el modo en que la crisis ha tenido un efecto dañino en la salud de los niños, lo que podría tener consecuencias para el resto de sus vidas.
Los detalles de este trabajo están bien explicados en el póster que se adjunta. Si se fijan, verán que los niveles de vulnerabilidad pobreza de los niños se disparan durante la crisis, mientras la red de protección del gasto medio en salud se debilita de forma alarmante. Las consecuencias son tangibles para los niños y niñas que residen en los hogares más pobres.
El principal valor añadido del trabajo de Vitaloni no está tanto en el diagnóstico del problema, sino en la posibilidad de contar con un paquete de indicadores (ver punto 6) que pueda pasar a formar parte del sistema de seguimiento de los ODS en nuestro país. Con ello se reforzaría la relevancia de esta agenda en un asunto absolutamente central para la equidad social en nuestro país.
Son solo dos ejemplos de la larga lista de asuntos que deben formar parte del plan de aplicación de los ODS en España.
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